
Destruyen exposición de arte blasfemo en Argentina

Fuente: periódico La Esperanza y diario Opinión
Este lunes, un grupo de personas destruyó una exhibición de cuadros blasfemos y anticristianos, denominada «8M: Manifiestos visuales». La muestra contenía obras de docentes y estudiantes de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo.
La exposición se inauguró el 7 de marzo, poco antes del Día Internacional de la Mujer, en el edificio del rectorado de la universidad. Su supuesto fin era dar una «mirada reflexiva desde el arte sobre la sociedad patriarcal».
El domingo, la Pastoral Social de Mendoza cuestionó la exposición y lanzó un comunicado en el que afirmó que la misma «ejerce una violencia simbólica sobre signos religiosos cristianos». Sin embargo, después de la destrucción de la exhibición blasfema, la Pastoral Social de Mendoza, publicó otro comunicado en el que repudia el heroísmo de los católicos que acabaron con los cuadros expuestos. Asimismo, desconociendo las glorias de la Iglesia en el pasado, la Pastoral lamentó «el accionar de personas que viven su religiosidad como en tiempos oscuros».
Los que llaman a la blasfemia «arte», llaman «violencia» a la limpieza
Por: Álvaro de Tarfe
Los cachorros de macabeos que limpiaron un basurero de León Ferrari en 2004 están vivos y ahora han hecho limpieza en otro basurero en la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina. No hay cachorros de macabeos en Austria, están muertos, y no han tenido valor para impedir un desfile blasfemo que, con la aquiescencia de un clero complaciente que se lava las manos, tuvo lugar en la catedral de Klagenfurt.
El entronizador de la Pachamama, siendo arzobispo de Buenos Aires, escribió una carta católica de protesta de este tenor: «desde hace algún tiempo se vienen dando en la Ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; así como también a diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos». Esto es algo que no hace el obispo de Mendoza(*) que afirma que la exposición ofende a sus sentimientos religiosos y no a Dios; se supone que se refiere a un dios subjetivo, muy sentimental. A causa de la incongruencia liberal del clero vamos a tener que afirmar que Roma locuta, causa infinita.
Ante una justicia que, en lugar de estar ciega está medio tuerta y además, con manos atadas a causa de la libertad de expresión, a los estudiantes católicos de la Universidad Nacional de Cuyo no les ha quedado otro remedio que actuar. Esos estudiantes han hecho una interpretación de la obra que aparentemente no place a los iconoclastas blasfemos que ahora quieren provocar con el victimismo, escandalizándose de que todavía existan corazones dispuestos a dar testimonio de su fe, incluso hasta el martirio.
Quienes pusieron de moda las «performances» se rasgan las vestiduras frente a los bien nacidos que no están dispuestos a tolerar las ofensas a Dios y las injurias a su Madre. Es probable que los del linaje de la serpiente pretendan aplicar la Ley del Talión para hacerlos pedazos, por eso, nuestras oraciones los acompañan.
Acto de desagravio de Pío XI
Para rezar pidiendo misericordia a Dios por las ofensas recibidas
¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
